El judo permite desarrollar capacidades físicas como la coordinación, la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza. Más allá del aspecto físico, promueve valores esenciales como el respeto, la disciplina y la cooperación. Mediante la práctica constante con el compañero, el alumnado aprende a respetarlo, a trabajar en equipo y a desarrollar el autocontrol y la confianza en sí mismo. Esta disciplina también refuerza la concentración, la autoestima y enseña la importancia de seguir normas y aceptar resultados, favoreciendo una formación integral.